La gestación de un ser parásito que opera desde un mundo generado por apariencias y alimentado por ideales gelatinosos, consciente de lo antinatural de lo natural. Los bloques de edificios se convierten en montañas y las montañas en edificios, el ser parásito organiza el espacio mecanizándolo. Cada individuo es alienado y convertido en tuerca del entramado robótico de la sociedad. Una tribu infectada que destruye el “espacio de las cosas sin constitución”, un eterno sentirse culpable de mejorar a desmejorar el mundo. La evolución excesiva y constante, ahora se encuentra enmarcada y limitada, despojada del mundo de las representaciones y volcada al ritmo animal.
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1.27.2010
La lluvia se llena de días porque el hambre d u e r m e la siesta denoche
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