La gestación de un ser parásito que opera desde un mundo generado por apariencias y alimentado por ideales gelatinosos, consciente de lo antinatural de lo natural. Los bloques de edificios se convierten en montañas y las montañas en edificios, el ser parásito organiza el espacio mecanizándolo. Cada individuo es alienado y convertido en tuerca del entramado robótico de la sociedad. Una tribu infectada que destruye el “espacio de las cosas sin constitución”, un eterno sentirse culpable de mejorar a desmejorar el mundo. La evolución excesiva y constante, ahora se encuentra enmarcada y limitada, despojada del mundo de las representaciones y volcada al ritmo animal.
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9.20.2009
Colgado de una pared verde
Aquella
noche con Maldito día,
huele
a sudor y 1.500 piernas
Las viejas no podemos esperar 2.010 s o m b r e r o s .
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